Molly Bair: Belleza Atípica

“Creo que ser modelo me ha abierto los ojos con respecto a la belleza en general, pienso que la belleza real proviene de lo único. Tenemos que dejar de pensar que todos tenemos que tener la piel o las pestañas perfectas y apostar por ser felices, estar seguros de que uno es genial.”

Molly Bair es a sus 17 años, el nuevo nombre que hay que conocer, el último ejemplo que confirma que la moda comienza a apreciar la frescura de ser diferente.

Cara de niña, ojos y orejas enormes, un cuerpo delgadísimo y tantos centímetros como para jugar baloncesto, son las características predominantes de Bair. Desde muy pequeña fue señalada por estos rasgos físicos, hasta el punto de recibir constantes insultos y burlas. “Niña rata” “Alienígena” “Gremilin” o “Duende” fueron algunos de los apodos descalificativos que se usaron para referirse a la hoy popular modelo.

Un cazatalentos de la conocida agencia The Society Management la descubrió el pasado verano, dos meses después estaba subida en la pasarela por primara vez. Debutó en Nueva York con Proenza Sa, en Milán fue una de las elegidas por Miuccia Prada y en París contaron con ella Loewe, Dior, Giambattista Valli y Chanel. Desde entonces todas las miradas se posaron en sobre su cabello rubio y su belleza atípica.

El káiser de la moda Karl Lagerfeld la convirtió en la estrella de su desfile de Alta Costura, cerrando el show con un espectacular vestido de novia, Coach la fichó en su campaña para esta temporada, en menos de un año protagonizó dos editoriales para Vogue Italia, otro para Love Magazine y una más para W Magazine, por citar algunos ejemplos.

Aunque no todo ha sido dulzura y éxito, esta chica es un claro ejemplo de que la palabra “fealdad” no puede tener un concepto absoluto y que los cánones de “belleza” han comenzado a cambiar en la industria de la moda y el mundo en general.